Inentendible
me resulta la complejidad de esa ecuación que formaste… y resolviste. Triste
más aun las repercusiones de haber sido parte de ella. Y aun mas vernos dispersarnos,
indefinirnos, alejarnos. Convertirnos en
recuerdos.
Me
perturba saber ahora de esa opacidad en tu mirada, de ese brillo incompleto que
te acompaña. Ese tinte gris que te viste y que a veces la felicidad te escasea
casi como ahora el aire entre los dos.
Entonces
me visto en sueños, esos sueños que estaba construyendo. Mil realidades
alternas, eso, realidades. Viajes programables bañados en suspiros en
tricolores con caminos asfaltados de verdades, de deseos… sobre un suelo
manchado de pasado.
Y
me despierto, se me cae la sonrisa, se me nubla a mí la mirada y no sigo
recorriendo ese camino. No se construyen amores con ladrillos embarrados de
pasado, así no se pueden levantar cimientos propios. La desconfianza destruye
hasta los edificios más altos, el silencio rompe cualquier puente entre los dos
y la tristeza, esa oxida el alma.
Pobre navegante de mares en tempestades, no ha zarpado
tu barco porque no has soltado el ancla. Vas a seguir naufragando sin haber
partido si sigues pegado al pasado, si te siguen arrastrando al muelle. Haz algo,
mátalo, dispara, tírate al mar, olvídalo, corta el ancla, vira a babor a estribor
y en cuanto a mí…
Te invito a navegar en
un inmenso mar de calma